| Sesión maxistral |
Eso que se ha dado en llamar el ecosistema informativo es un bosque saturado de mensajes. Gran parte de la actividad de los líderes; es decir, de las personas con responsabilidades en los ámbitos de la empresa, las instituciones o la política, consiste en recibir, generar, procesar o decidir sobre información. Por tanto, una de las habilidades necesarias a todos los que deben gobernar o ejecutar aquellas acciones consiste en saber relacionarse con los diversos fenómenos de la comunicación, dentro y fuera de las organizaciones.
En las instituciones públicas esta habilidad comunicativa constituye uno de los elementos esenciales para realizar una acción efectiva y generadora de confianza. No solamente se debe “Saber hacer”, sino “Saber decir”. Saber explicar, sobre todo las decisiones controvertidas, pero necesarias, es una rara capacidad que no todos poseen, pero que como todo en la vida se aprende, se genera a través del adiestramiento, la formación y la práctica. Pero aparte de “Saber hacer” y “Saber decir” es preciso ahora “Saber estar”.
El módulo se introduce de manera genérica en cultura corporativa y sus manifestaciones, para adentrarse en el valor estratégico de la comunicación, la imagen y la reputación de la institución y abordar su encuadre en un planteamiento ético de sus acciones, sin obviar la cuestión de la comunicación y el choque de culturas como marco general. La última parte se dedica íntegramente al protocolo y la comunicación institucional como herramientas eficaces para la excelencia, la imagen y los objetivos de empresas e instituciones, para concluir con un ilustrativo conjunto de casos prácticos reales de comunicación de instituciones, empresas, relaciones públicas y comunicación en diversas situaciones.
Entre las habilidades de la comunicación, se encuentran una serie de factores, desde la capacidad persuasiva –que se aprende- al manejo de los recursos expresivos del idioma o la propia simpatía personal o la capacidad para salir airoso en determinadas situaciones. En este sentido, el Protocolo es la “Ciencia de la Excelencia”; es decir, la técnica que atiende a la necesidad de alcanzar la eficiencia y la perfección de las acciones humanas que tienen por objeto mostrar la imagen pública de una institución en el ámbito de la comunicación global. Es uno de los ámbitos de fijación y expresión de la identidad y la imagen corporativa de las entidades; en una de las expresiones de su cultura y de su sistema de valores. Se nos abre, entonces, un campo ilimitado para el estudio científico y académico del papel desempeñado por el Protocolo a lo largo de la historia en la comunicación estratégica de las organizaciones y el papel que actualmente ejerce en la sociedad global.
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