Las Tecnologías de la Información y del Conocimiento (TIC) se han convertido, en los últimos años, en el principal vector en torno al cual se han ido diseñando la mayoría de las estrategias sobre reforma administrativa.
Tal como revelan las experiencias más exitosas, la incorporación de las TIC en este ámbito excede el componente meramente tecnológico aproximándose a aspectos que son clave para el funcionamiento de las organizaciones públicas y cuya existencia debe tenerse en cuenta si se pretende introducir, con cierta garantía de éxito, cambios organizativos de calado.